Cuento de terror: Mis vecinos
Les contaré algo que me sucedió hace ya algún tiempo, sin embargo es algo que nunca olvidaré, ya que marcó mi vida y la …continue reading Cuento de terror: Mis vecinos
Les contaré algo que me sucedió hace ya algún tiempo, sin embargo es algo que nunca olvidaré, ya que marcó mi vida y la …continue reading Cuento de terror: Mis vecinos
Les contaré algo que me sucedió hace ya algún tiempo, sin embargo es algo que nunca olvidaré, ya que marcó mi vida y la forma que tenía de ver las cosas para siempre.
Ahora vivo en un pequeño apartamento en la ciudad y aunque antes odiaba el bullicio y prefería el campo, no cambiaría este lugar por nada.
Yo vivía en una hermosa casa en el campo, no tenía vecinos cerca, el más cercano estaba lo suficientemente lejos como para no tener que preocuparme por saludarlo todos los días. Luego de estar ya viviendo allí por unos meses, me llamó la atención que de la casa más cercana jamás salía nadie y me pareció curioso que en todo ese tiempo nunca vi a nadie siquiera alrededor del patio, por lo cual ya se notaba que la hierba estaba muy crecida y todo descuidado.
En realidad aunque era raro, no me pensé mucho en ello, si les gustaba ser ermitaños y sucios simplemente era su problema, solo me empezó a incomodar cuando la suave brisa del campo era ultrajada por un asqueroso olor nauseabundo que provenía de aquella casa de mis vecinos y cada día que pasaba se sentía más y más y desgraciadamente volaba hasta mi.
Así que no tuve otro remedio que romper mi regla sagrada de no meterme en la vida ajena y hacerle una visita a mis sucios vecinos, porque necesitaba que limpiaran lo que fuera que estuviera tan hediondo. Fui caminando, la distancia no era tan larga, al aproximarme a la casa, la situación era peor de lo que yo creía, mis vecinos eran realmente sucios, llegué a pensar que la casa estaba abandonada, era lo más lógico,nadie podría vivir en un lugar así de enredado con tantas ramas por todos lados.
No era mi propiedad, así que me acerqué lentamente a la puerta diciendo: «Hola» en voz alta para que supieran que tenían visitas, pero no recibí respuesta alguna, ni siquiera cuando tocaba la puerta, pensé que a lo mejor no estaban, pero al dar unos pasos de regreso a mi casa, pude ver por la ventana a la familia reunida adentro sentados a la mesa tal vez almorzando, estaba oscuro adentro, pero allí estaba un hombre, su esposa y dos niños de al menos 10 años, me sentí algo molesto, sentía que me ignoraban, así que golpeé la ventana con los nudillos y dije: «Buenos días vecinos podría conversar con ustedes?» lo dije con una sonrisa en el rostro tratando de disimular el asco que me daba aquel horrible olor que obviamente era más fuerte.
Pero no estaba preparado para la reacción tan extraña que tuvieron hacia mi presencia, todos giraron la cabeza al mismo tiempo en mi dirección, me miraron fijamente con rostro serio, como molestos, como si yo los incomodara, y ese sexto sentido que todos tenemos y que aveces nos hace repensar las cosas me dijo que lo mejor sería regresar en otro momento, sin embargo el hombre se levantó de la mesa, se dirigió a la puerta y la abrió para mi invitándome a pasar, mientras la mujer y los dos chiquillos solo me miraban, fue uno de los momentos más raros y tenebrosos que había vivido hasta ese momento.
Al entrar, el olor era extremadamente fuerte, casi luchaba por no vomitar sobre el piso, era claro que a ellos no les molestaba, yo solo pensaba en salir de allí y fue entonces cuando el hombre me ofreció algo de comer:
-Le invito a comer con nosotros vecino.
Esta gente estaba enferma, pero yo estaba algo asustado, y no me atrevía a irme, mi idea era sentarme y decir que tenía que hacer algo, ya no me interesaba el olor, lo mejor era buscar la forma de salir de aquella casa, la mirada de esas personas era solo de odio, pero…pero ese fue el momento en que cambió todo para mi, en los platos se encontraban manos, dedos, una pierna, orejas…estaban comiendo partes humanas y tal vez yo sería el próximo, intenté salir pero estaba tan nervioso que me tropecé y al ver bajo la mesa me dí cuenta que a cada uno de ellos les faltaban precisamente las partes que estaban en los platos, los chicos no tenían piernas, a la mujer le faltaba la mano, todo era una locura, mi corazón cayó de mi pecho, latía tan rápido que iba a sufrir un ataque.
Yo gateaba hacia la puerta, mientras el hombre, el único que tenía sus partes al completo caminaba hacia mi intentando atraparme, con una sonrisa macabra en su cara, yo pedía ayuda y gritaba lo más fuerte que me salía y por suerte abrí la puerta para salir corriendo a la carretera en ruta hasta mi casa.
Apenas llegué a mi casa y logré recuperar mi aliento y fuerzas, llamé a la policía para que vinieran y arrestaran a todos en esa familia, la policía llegó algo rápido mientras yo vigilaba asustado por mi ventana cuidando que aquel hombre no viniera a matarme.
Le conté todo lo sucedido al policía, misteriosamente aquel mal olor en el ambiente había desaparecido, lo cual me hacía quedar como un tonto, pero cuando le dije que encontré a esa familia comiendo sus propias partes y el hombre que intentó atacarme, el policía dejó de anotar en su libreta, me miró con ojos de asombro, como si yo estuviera loco.
-Pero que hace?…no piensa ir allá?…le digo que están locos…intentaron…
-Señor…Señor!- Cálmese, creo que debe descansar, lo que me cuenta es imposible, en esa casa no vive nadie, está abandonada desde hace al menos 10 años, la familia que me cuenta fue encontrada brutalmente desmembrada, la mujer y los hijos fueron asesinados por su propio padre que practicaba ritos satánicos y se dice que se comió a su familia.
-Pero como?…yo…vi que…
-Es así como le cuento, los cadáveres de todos incluyendo el padre que se suicidó fueron descubiertos semanas después cuando ya el olor a podrido era insoportable.
El policía se retiró de mi casa, y yo solo me quedé allí parado, atónito, aterrado y perplejo, porque nadie nunca creería lo que me pasó, pero yo tampoco estaba dispuesto a volver a tener aquella experiencia paranormal, así que a la semana siguiente me fui de aquel endemoniado lugar para vivir en este apartamento en la ciudad, ocasionalmente también se sienten malos olores, pero un agua de alcantarilla no me va a matar.