Cuento de terror: La esposa de Daniel
-Eduardo, tengo que contarte algo muy importante y a la vez inquietante, disculpa la hora, se que ya es de noche. -No te preocupes Angel, …continue reading Cuento de terror: La esposa de Daniel
-Eduardo, tengo que contarte algo muy importante y a la vez inquietante, disculpa la hora, se que ya es de noche. -No te preocupes Angel, …continue reading Cuento de terror: La esposa de Daniel
-Eduardo, tengo que contarte algo muy importante y a la vez inquietante, disculpa la hora, se que ya es de noche.
-No te preocupes Angel, pero a que te refieres?
-Recuerdas que hemos conversado sobre nuestro amigo Daniel, de lo divertido que era, y de lo amargado y religioso que se volvió desde que se casó con Natalia?
-Por supuesto, aunque no puedo culparlo, Natalia es una mujer hermosa, probablemente le cambió la vida, yo mismo le he visto con un rosario permanentemente en su cuello, además de llevar siempre una biblia en la mano, lo curioso es que no lo veo ir a la iglesia, y también es verdad que se ha alejado de todos nosotros, se dedica únicamente a su esposa.
-Exactamente Eduardo, por eso tomé la decisión de hacerle la visita, y aunque prácticamente tuve que rogarle para que me recibiera, logré tener unas pocas palabras con el. Y eso es de lo que quiero contarte, porque una vez que lo haga, me iré de este lugar para no volver.
-Pero Angel, cuéntame que te dijo Daniel?
-Fui a su casa hace dos días y solo hasta ahora he podido tener las fuerzas para salir de mi casa, asi que por favor escúchame bien Eduardo y asimila lo que te diré porque no pienso repetirlo.
-Me estas poniendo nervioso…claro que te escucho amigo.
-Al llegar y entrar a su sala, todo era silencio, el me esperaba sentado en una mesa, con su inseparable rosario en la mano y una biblia a su lado, su mirada era de temor, como si estuviera asustado, yo intenté desarrollar una conversación para que se relajara un poco.
-Daniel, gracias por recibirme, espero no ser inoportuno, como has estado, ya casi no te vemos y no hablas con nosotros desde hace mucho tiempo.
-Lo siento Angel, no puedo, las cosas no son como antes, desde que me casé con Natalia, soy otro, ahora entiendo el error en el que vivía y es gracias a ella que me he dado cuenta de que no necesito tener tantas amistades, con ella y su compañía me basta.
-Cuando Daniel me dijo esas palabras comprendí enseguida a que se debía su cambio, era esa mujer que lo tenía embobado, o al menos eso pensaba yo, me enfurecí y le pedí hablar con ella, pero Daniel se negó y me dijo que ella no iba a bajar hasta que yo no me fuera, que no molestara y que mejor me retirara de su casa.
-Daniel se levantó de la mesa para sacarme de allí con sus propias manos, gritándome que mejor me fuera, en ese momento forcejeamos y no se como le arrebaté el rosario de la mano y fue entonces cuando Daniel cayó al suelo de rodillas temblando de miedo y rogándome que se lo devolviera, que lo necesitaba sino su esposa bajaría molesta, sus ojos expresaban el horror más profundo, algo inexplicable Eduardo, te digo que no era normal, pensé en dárselo, pero luego supe que si así esa mujer descarada bajaba a darme la cara pues yo la esperaría.
-Unos ruidos se escucharon en el piso de arriba, era como si alguien estuviera corriendo por el pasillo en dirección abajo donde estábamos nosotros, Daniel entró en pánico absoluto y se escondió debajo de la mesa, yo no entendía nada y le dije que era un cobarde, que no era un hombre de verdad.
-Pero Eduardo…amigo…el que no tenía la más mínima idea de lo que iba a ocurrir era yo; miré a las escaleras para verla venir y enfrentarla, pero Daniel salió de abajo de la mesa en total silencio, sin ninguna expresión en su cara, como hipnotizado mirándome a los ojos y luego lentamente miró hacia arriba, obligándome a hacer lo mismo…y…esa mujer, esa maldita mujer, estaba pegada al techo, como una araña, su rostro no puedo ni describirlo, pero jamás vi algo tan terrorífico en mi vida, luego esa cosa tomó a Daniel de la cabeza y lo elevó hasta donde estaba ella, empezó a abrir su boca de forma tan enorme que se tragaba la cabeza del pobre Daniel sin que el reaccionara, no se como yo si pude hacerlo, aunque fuera solo por un momento y le arrojé el rosario que con tanto sufrir me había pedido que se lo diera y salí corriendo de aquella casa, no sin antes escuchar el golpe en el suelo del cuerpo de Daniel al caer, parece que lo único que lo protege de su esposa es ese rosario y no puede hacer nada más.
-No se que es ella, no se como nuestro amigo quedó involucrado con esa cosa, con ese demonio de mujer, pero yo me voy lejos de aquí Eduardo, porque desde ese día esa mujer esta todas las noches parada afuera de mi casa, se que no me dejará en paz porque ya la he visto y siento que hoy vendrá por mi.
-Angel…esto que me has contado es espeluznante…yo siempre he creído en esas cosas, pero núnca pensé en verlo por mis propios ojos…
-Pero Eduardo, tu no la has visto, yo me iré y que Dios se apiade del alma de Daniel.
-Angel…yo he escuchado todo lo que me has contado sin interrumpirte, pero tal vez debí hacerlo y decirte que desde que llegaste a mi casa, hay una mujer parada afuera mirándote fijamente.