Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En esta historia de horror, una chica parece no encajar entre su grupo de amigos y, siente ser diferente.

Hay personas que por algún motivo se llegan a sentir como si no pertenecieran al grupo que las rodea, me refiero a familiares, amigos y demás conocidos, son personas que se sienten diferentes, simplemente no encajan.

Iveth apenas tenía unos 14 años y, a tan corta edad, ya demostraba un comportamiento digamos diferente, siempre alejada en el colegio, ni siquiera en casa con su familia actuaba normal, lo único que hacía era encerrarse en su cuarto y, solo salir para ir a la escuela.

Sin embargo, Iveth si tenía una amiga con la cual solía conversar mas, una especie de mejor amiga, el nombre de eta chica era Clara y, siempre que los demás chicos se burlaban de Iveth por ser tan rara y callada, Clara la defendía y les decía que algún día Iveth los iba a sorprender y dejarían de molestarla, Iveth solo se mantenía en silencio, no es que le molestara mucho lo que se hablaba de ella, sino mas bien porque ella sabía que era diferente a los demás.

Se acercaba el día de cumpleaños de Iveth y, Clara había convencido a varios de sus amigos de hacerle una fiesta sorpresa a Iveth, ya que ella jamás se lo esperaría, los padres de Clara no estaban en casa, asi que aprovecho ese fin de semana para organizar todo, simplemente le pediría a Iveth que fuera a pasar la noche en su casa, sin advertirle de nada.

Iveth como siempre, se mostraba muy callada y aceptó la invitación de Clara, ese sábado en la tarde, Iveth salió de su casa diciéndoles a sus padres que iría a dormir donde Clara y ellos estuvieron de acuerdo.

Iveth llegó a la casa de su amiga, pero un silencio extraño imperaba por todo el lugar, incluso la casa tenía las luces apagadas, dando la impresión de que no había nadie, o todos ya dormía a pesar de ser temprano, Iveth tocó la puerta de la entrada, pero esta estaba abierta, entró a la casa y, mientras trataba de caminar en lo oscuro sin tropezarse, llamaba a su amiga Clara con voz baja y temblorosa, sin obtener respuesta alguna.

Finalmente logró encender la luz, encontrando un interruptor en la oscuridad, sin embargo, cuando por fin pudo vero lo que se ocultaba bajo toda esa penumbra, se encontró con al menos 5 seres que se acercaban a ella arrastrándose por el suelo, con las ropas desgarradas, los ojos rojos, largos y feroces colmillos, haciendo gemidos y comportándose como animales hambrientos.

Iveth calló al suelo y, en su asombro por la aterradora escena, se echaba hacía atrás, hasta que su espalda eventualmente chocó contra una esquina de la casa, ya no tenía para donde correr, estaba rodeada por estos seres horribles y, a pesar de todo, del rostro de Iveth empezaron a brotar lágrimas, su cara no parecía ser de terror, no reflejaba miedo, mas bien una especie de felicidad camuflajada y solo repetía:

– No puedo creerlo… no puedo creerlo!

En un tono de éxtasis, fue entonces cuando uno de los monstruos dijo a uno de los otros:

– Clara, creo que esto no esta funcionando, Iveth es tan rara que en vez de asustarse parece que está feliz!

– Es verdad, mejor paremos esto y vamos a descubrirnos.

Sin embargo, la intención de Clara de parar la broma que habían montado no funcionaría, Iveth estaba en un estado de shock, como en un trance y no paraba de sonreír y, de mirar para todos lados como una loca.

– Iveth, somos nosotros, solo era un disfraz, que te pasa?

Iveth parecía no escuchar nada, solo repetía que estaba feliz y, de pronto, sus ojos comenzaron a crecer, su nariz y boca también, sus dientes se volvieron colmillos, su cuerpo se fue llenando de cabello negro y grueso por todas partes, su voz se tornaba gruesa y tenebrosa y, no para de jadear, ahora lo Iveth decía era:

– No estoy sola, no estoy sola, no soy la única, sabía que no era la única, ustedes son como yo!

Para este momento, todos estaba petrificados al ver lo que realmente era Iveth y, de saber porque se sentía tan sola y diferente, entendieron que la alegría que sintió la chica, fue por ver que sus amigos también eran unos monstruos como ella, pero en realidad no era asi, todos empezaron a correr desesperados sin rumbo fijo, mientras las paredes de la casa temblaban como si un terremoto azotara, los chicos lograron escapar entre la oscuridad, pero Clara a pesar de estar tan asustada, quiso quedarse y tratar de hablar con Iveth, o con lo que fuera que era en ese momento, Clara temblaba de miedo.

– Iveth amiga, no somos como tu, somos personas, tu eres otra cosa!

El monstruo tuvo un instante de lucidez, logrando calmarse un poco y volviendo a ser Iveth por unos segundos, la cara de decepción que mostraba era tan grande que no sabía que decir, al ver a su amiga Clara en el piso aterrad de ella.

– Entonces, sigo siendo una rara?

Fueron las últimas palabras que Clara escuchó de Iveth, antes de salir despavorida de su propia casa, de Iveth no se supo mas nada, ya que tanto ella como sus padres desaparecieron del lugar, sin embargo los que estuvieron esa noche en la casa de Clara, dicen que aveces cuando caminan en la noche por alguna calle solitaria, sienten y escuchan los pasos de alguien que los sigue y, al girarse, ven la silueta de una chica en la oscuridad que simplemente parece estarlos observando.

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