Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En esta historia de horror, dos novios buscan en un paraje solitario algo de privacidad.

Dos jóvenes buscando privacidad luego de regresar de una fiesta junto a sus amigos, decidieron hacer un alto en un lugar alejado de la carretera, solitario, pero que la gente utiliza para estacionarse y pasar unos momentos en pareja sin ser molestados, esa noche solo se encontraban ellos en el sitio, un sitio que estaba rodeado de unos arboles bastante frondosos, pero nada fuera de lo común.

Tatiana y Roberto ya tenían un tiempo siendo novios, pero al ser sus familias algo numerosas, no encontraban muchos momentos para estar juntos en soledad, sin embargo, solo buscaban el estar abrazados y conversar un poco, al llegar al lugar y apagar el motor del auto, todo era silencio, solo algunos grillos interrumpían la paz de la noche.

Al cabo de un rato de estar en el auto, salieron muchos temas de los cuales conversar y, como una cosa lleva a la otra, al final quedaron conversando sobre leyendas urbanas, como la chica de la boca cortada, el hombre del saco, el payaso, e incluso algunas de las historias escritas en esta página.

Hasta que Tatiana le mencionó a Roberto que existía también una leyenda sobre «El que te reemplaza», Roberto no pudo evitar preguntarle a Tatiana sobre esta leyenda.

– «El que te reemplaza»? y como es esa Tatiana?

– Es algo extraña, se dice que hay personas que han venido a este lugar y regresan diferentes, siguen siendo los mismos físicamente, pero algo cambia en la personalidad…pero no me hagas caso jeje, no la tengo clara.

– Jaja! vaya, esa no la conocía, al final son leyendas que nos cuentan a todos, algunas dan mucho miedo, bueno, tengo que ir un momento a orinar, creo que tome un poco de más en la fiesta, no tardo, espérame aquí.

-Vamos Roberto de verdad?… precisamente ahora que hemos hablado tanto de leyendas urbanas te vas y me dejas aquí sola?

– Jeje!…es cierto, justo como pasaría en una de las leyendas de las que hablamos, jaja, pero tranquila Tatiana, solo voy aquí a los arbustos, o quieres que me haga dentro del auto?

– Tienes razón, eso sería una leyenda urbana peor que cualquiera, solo no demores esta bien?

– No te preocupes!

Roberto dejó sola a Tatiana en el auto, ella no apartó la mirada de el hasta que lo perdió en la oscuridad de la noche al ponerse detrás de unos arbustos, los segundos que estaban pasando mientras Roberto orinaba, se volvían eternos para Tatiana, que a pesar de mostrarse relajada al principio, estaba empezando a mirar para todos lados en señal de nerviosismo.

Mientras, Roberto ya estaba terminando, pero cuando estaba a punto de regresar al auto, un ruido entre los arbusto lo alertó, haciéndolo encender la linterna de su teléfono celular.

– Quién esta allí?

Pasaron unos segundos y Tatiana le dio el susto de su vida tomándolo de la pierna de improvisto y dando un grito aterrador, provocando que Roberto también gritara pero de miedo.

– Pero que carajo haces Tatiana!…casi me das un infarto.

– Jajaja! lo siento Roberto, pensé que a ti no te daban miedo las leyendas urbanas.

– Claro que no, pero pensé que eras algún ladrón o algo asi…y que haces aquí, no te dije que me esperaras en el auto?

– Si, lo que pasa es que me puse nerviosa y como te demorabas, decidí venir a buscarte, pero ya vámonos si?…ya este lugar no me gusta y es tarde.

– De acuerdo.

Ambos retornaban al auto tomados de la mano, cuando de pronto Roberto se detuvo de forma imprevista, agachándose rápidamente e indicándole a Tatiana a hacer los mismo sin hacer ruido.

– Que pasa Roberto, me pones nerviosa.

– Sshhhh! mira, hay alguien dentro del auto, no ves la silueta?…creo que esta sentado de tu lado, tal vez esta intentando robar el radio del auto, dejaste la puerta abierta?

– No, yo la cerré al salir a buscarte.

– Bueno, quédate aquí, iré a ver que pasa.

– No vayas Roberto, puede ser peligroso que descubras algo.

Roberto tomó una rama seca que estaba en el suelo y se fue acercando al auto de forma muy sigilosa y sin hacer ruido, el ladrón al parecer no se había dado cuenta, Roberto llegó agachado hasta la puerta del lado del pasajero donde se encontraba la silueta que vio antes, y de un brinco se levantó y golpeó la ventana para asustar al ladrón.

– SAL DE MI AUTO TU ASQUEROSO LADR……!!!

Sin embargo sus palabras fueron cortadas por su propia garganta, al ver que aquella silueta dentro del auto no era otra cosa que el cadáver de Tatiana, que mostraba tener sus ojos completamente blancos y la boca abierta, su piel del rostro también mostraba un color azulado.

Roberto soltó la rama que sostenía en su mano y se giró al escuchar los pasos que se acercaban a el lentamente por detrás., se trataba de «Tatiana» que sin darle tiempo a nada lo agarró del cuello y le dijo:

– Te dije que no vinieras Roberto, que podía ser peligroso lo que descubrieras!

La mirada de Roberto era de pánico, a la vez que iba perdiendo el conocimiento, ni siquiera tuvo tiempo de gritar ni pedir ayuda, nada en ese momento fue capaz de romper el silencio de aquel lugar, solo algunos grillos lo seguían haciendo.

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