Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En este cuento de terror, dos chicas toman un atajo para llegar a sus casas.

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Dos chicas regresaban del colegio una tarde, como es normal entre las adolescentes los temas de conversación no dejaban de ser acerca de chicos o de fiestas a las que querían asistir, se estaba haciendo algo tarde, asi que se desviaron por un camino pedregoso pero que las acercaría mas a sus casas.

Lastimosamente a pesar del atajo, la noche pareció llegar mas rápido de lo que se suponía, atrapando a las chicas con su manto negro, aun asi era posible ver el camino y mientras seguían conversando tal vez con la idea de no ponerse nerviosas, una de ellas enredó su pie en algo semi enterrado en el camino, al revisar que era, resultó ser una especie de pulsera muy extraña que aparentaba estar hecha de paja, sin embargo era bonita, la joven luego de hacer unas bromas con su amiga se colocó la pulsera en su muñeca y continuaron su viaje.

Sin embargo, la atmósfera cambió de pronto, se escuchaban murmullos a través del aire, voces que hablaban en un idioma que las chicas no comprendían, lo cual las hizo aterrarse y acelerar el paso, pero las voces continuaban y cada vez era mas fuerte el sonido, hasta que una de ellas escuchó pasos detrás y giró su cabeza para ver quien las seguía, entonces vio una figura femenina aunque imposible de describir por la oscuridad, pero esta sombra definitivamente las perseguía e iba creciendo de tamaño más y más a medida que se les acercaba.

Las chicas gritaron y corrieron con todas sus fuerzas para alejarse de aquella cosa que emitía esos murmullos sin fin, no miraron para atrás hasta salir del camino y llegar a una calle conocida muy cerca de sus casas, fue alli donde dejaron de ser perseguidas y se tiraron al suelo para recobrar el aliento.

-Que cosa era eso?

-No lo se, tal vez un fantasma…no tengo idea, no pienso volver jamás a ese camino.

-Yo tampoco, pero debieras tirar esa pulsera, todo empezó en cuanto te la pusiste, no le cuentes a nadie de esto, mañana temprano te paso a buscar para ir al colegio.

-Si esta bien, no creo que pueda dormir esta noche.

-Recuerda, tira esa pulsera!

-Lo haré!

Pero la chica se reincorporó para despedir a su amiga y entrar a su casa, pero seguía tan nerviosa que lo primero que hizo fue acostarse y cubrirse con la sábana de pies a cabeza y tratar de dormir, olvidó por completo quitarse la pulsera.

A la mañana siguiente, la joven se vistió para ir al colegio, se despidió de sus padres, los cuales le dijeron que su amiga tenía ya un rato de estar afuera esperándola, parece que había llegado muy temprano, ambas salieron juntas y se pusieron en camino, la chica que llevaba la pulsera intentó iniciar una conversación con su amiga.

-Como pasaste la noche?…yo casi no pude dormir.

Su amiga sin embargo la miraba, pero no le contestaba nada, algo muy raro ya que siempre hablaban mucho, pero la chica no le dio importancia, entendió que su amiga tal vez no quería hablar de lo ocurrido la noche anterior, asi que optó por hacer silencio.

La caminata continuaba, hasta que su amiga que no pronunciaba palabra alguna, regresó al camino donde todo había ocurrido.

-Sandra, porque tomas este camino?…dijimos que no regresaríamos aqui…

Pero Sandra la tomó de la mano y no dejaba de caminar adentrándose al pasaje de tierra y piedras, todo esto era muy raro y recordó que aun tenía la pulsera e intentó quitársela y regresar a la calle, la arrancó de su muñeca y forcejeó con Sandra para poder regresar, pero al darse vuelta, el camino de regreso no estaba, a pesar de que acababan de entrar a aquel camino, aparentaba que llevaban mucho tiempo en el, porque no había ruta de regreso.

La chica perdió la vista de su amiga Sandra por un momento al escuchar un mensaje que entraba en su celular, lo sacó rápidamente y lo que leyó le heló la sangre, era un mensaje de Sandra, preguntándole donde estaba, que ya tenía tiempo de estar esperándola afuera de su casa.

La chica intentó responderle, pero una sombra crecía y crecía detrás de ella, mientras nuevamente se escuchaban los murmullos infernales de la noche anterior.

Sandra salió en busca de su amiga junto con los padres de la misma, pero nunca la encontraron, Sandra llegó hasta la entrada de aquel camino de piedras con lágrimas en sus ojos, al encontrar en el suelo la pulsera de paja, en su pesar acercó su mano para tomarla y miles de murmullos fueron escuchados, esto la espantó y la dejó alli donde estaba, suponiendo quizás, el terrible destino de su amiga.

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