Cuento de terror: El árbol de la Colina
En esta historia de horror, un hombre recuerda el momento mas terrorífico de su infancia.
En esta historia de horror, un hombre recuerda el momento mas terrorífico de su infancia.
Ahora soy un adulto, sin embargo, nunca he podido olvidar una visita que hice cuando era niño a un familiar que tenía en el interior de mi país, como pasé algun tiempo allí, logré hacer algunos amiguitos de mi edad, en ese momento yo tenía unos 11 años.
Los adultos nos dejaban jugar toda la tarde, podíamos ir incluso al bosque o al río, sin que nadie nos prestara atención, las personas de aquel lugar parecían no estar muy pendientes de nosotros, para mi, esto era muy raro, ya que en casa mis padres me vigilaban y cuando ya era la tarde, debía regresar a casa, por lo tanto, le pregunté a uno de los niños, el porqué de tanta permisividad, a lo que el me respondió,
-Aquí solo tenemos prohibido ir a un solo lugar y, ese es el árbol de la colina.
-El árbol de la colina?
-Sí… aqui se le conoce como el árbol de los lamentos, nuestro padres nos dicen que hace muchos años, todos aquellos que subían allí y, se sentaban bajo su sombra, no regresaron, simplemente desaparecieron, desde entonces, es un lugar al que nadie va.
La verdad la historia me asustó, pero en cierta forma, también sentía curiosidad por ir hasta ese árbol, y no solo eso, es que cada vez que estábamos afuera jugando, había una sensación de que el árbol nos llamaba, nos invitaba a acercarnos a el, había instantes en que todos dejábamos de lado el juego, para quedarnos mirando fijamente hacia la colina.
El árbol no era tétrico, pero era enorme, sus ramas daban la impresión de ser muy gruesas, parecía estar vivo y, por supuesto, cada vez mas, yo por lo menos, tenía mas ganas de ir alli.
Un día, solo salimos a jugar uno de mis amigos y yo y, luego de correr todo el día y jugar con la pelota, ambos escuchamos una voz a través del viento, no era entendible, pero definitivamente era una voz, miramos por todas partes, pero no había mas nadie cerca, nadie, excepto el árbol de la colina.
La cara que puso mi amigo fue de pánico total, sin darnos cuenta, nos habíamos acercado a solo unos pocos metros del árbol, pero en ningún momento nos dimas cuenta de eso, no era lógico, era como si de un instante a otro, hubiéramos aparecido en ese lugar.
-Vámonos…vámonos de aquí…
Fueron las únicas palabras que salieron de la boca de mi amigo, pero era tarde, nosotros queríamos dar pasos hacia atrás, pero estábamos cada vez mas cerca del árbol, no se si nosotros caminábamos hacia el, o el hacia nosotros…fue entonces cuando mi amigo dijo, en un total estado de terror.
-Cierra los ojos…cierra los ojos…
Yo lo hice enseguida… y, fue cuando sentí unas manos que rodeaban mi cuello, no podía ver a mi amigo, pero el susurro y los llantos que le escuchaba, sabía que estaba pasando por lo mismo, estábamos muertos de miedo, y el solo me repetía que no abriera los ojos…
De pronto, escuché la voz de la madre de mi amigo que lo llamaba, el debió haber salido corriendo hacia ella, porque no lo volví a escuchar nuevamente, aquellas manos apretaban tanto mi cuello que sentí que me ahogaba, cientos de voces escuché al mi alrededor y… asi de la nada…todo se volvió silencio, y aquellas manos soltaron mi cuello.
Entonces abrí mis ojos y sabiendo que mi amigo ya se había ido, corrí lo mas que pude colina abajo, las lágrimas que salían de mis ojos eran de puro miedo, corrí, hasta que tropecé con un señor del pueblo, quien me llevó a salvo a casa, allí les conté lo sucedido y, comprendí porque nadie sube a esa colina, pero…
Ví entonces a la madre de mi amigo llorando desconsolada, al parecer, ella nunca lo fue a buscar, nunca lo llamó y el, nunca regresó de aquella colina, la voz de su madre, solo fue un truco de aquel árbol para hacerlo abrir sus ojos.
Yo jamás regresé a ese lugar y aunque ahora soy adulto, aun en las noches, me parece escuchar la voz de mi amigo que me llama, y aveces, siento muchas ganas de regresar a ese árbol, el árbol de la colina.