Historias de Horror

Cuentos de terror del escritor panameño Enrique Ceballos

En este cuento de terror, una joven sufre pesadillas con un hombre vestido de negro.

Una joven de tal vez unos 17 años, despertaba aveces en las noches muy alterada y asustada, a consecuencia de una horrible pesadilla, de la que solo podía describir como un hombre vestido de negro se le acercaba más y más de forma aterradora, ella explicaba que en aquella pesadilla le era imposible moverse y cuando el misterioso hombre estiraba su larga y tenebrosa mano para atraparla, ella simplemente se despertaba.

Sus padres le decían que se calmara, que no era más que una pesadilla, que aunque muy tenebrosa, no corría peligro, incluso le dijeron que dejara de ver películas de terror, porque seguro ese era el motivo de tales pesadillas ya que la chica era fanática de las mismas.

Sin embargo los sueños se hicieron mas frecuentes, al punto que la chica ya tenía miedo hasta dormir, y ninguno de los medicamentos recetados por los doctores para dormir parecía funcionarle, pero lo peor fue cuando una noche a la hora de la cena en familia, la chica tuvo un episodio de lo mas macabro, comenzó a vomitar la comida sobre la mesa, sus ojos se tornaron blancos y cayó al suelo sacudiéndose como si sufriera de un ataque epiléptico, algo de lo que seguro no padecía.

Los padres vieron como su hija cambiaba al pasar de los días, cuando se encontraba bien, solo hablaba del hombre vestido de negro que vendría por ella a llevársela, de lo contrario, se la pasaba por los suelos gritando y hablando en un idioma poco entendible, sus padres que eran muy religiosos, pensaron que se traba de que su hija estaba siendo poseída por algún espíritu maligno representado en la figura del hombre vestido de negro.

La situación se puso tan terrible, que los padres amarraron a la chica a la cama para evitar que se hiciera daño, ya por sí mostraba golpes y raspones en el cuerpo causados por ella misma cada vez que entraba en trance.

Pensaron que la mejor solución era contactar con un sacerdote especialista en casos de exorcismos que estuviera dispuesto a ver a su hija y así fue como localizaron al padre Roberto, el cual aceptó ver a la chica.

Al día siguiente cuando estaba programado que llegar el padre, la joven estaba particularmente perturbada, seguía hablando del hombre vestido de negro que se la llevaría al infierno y aunque estaba atada a la cama, hacía todo lo posible por liberarse asegurando que no podría escapar estando de esa forma.

Los padres en su temor la dejaron encerrada mientras llegaba el cura y luego de un rato de estar escuchando sus gritos e insultos, unos golpes en la puerta anunciaban la llegada del padre Roberto.

Al abrir la puerta, se encontraron con el padre Roberto, el hombre saludó de forma cortés y sin demorar preguntó donde estaba la chica para examinarla sin demora, los padres le indicaron la dirección del cuarto de la joven, el padre se dirigió allá, entró y cerró la puerta detrás de el.

Hasta la sala llegaban los gritos de la joven, se escuchaban golpes, alaridos como de animales, los padres lloraban y se abrazaban esperando que todo terminara pronto y por suerte para ellos, ese momento llegó, un silencio absoluto provenía del cuarto de su hija, dándoles a entender que el exorcismo había finalizado, sin embargo el padre no salía, nada pasaba.

Al ver esto, los padres de la chica rápidamente fueron a la habitación a ver como estaba todo, como se encontraba su hija, al abrir la puerta y entrar, sintieron un aire frío, tan frío que podían ver su aliento al respirar, toda la habitación estaba fría, pero, misteriosamente no había rastro ni de su hija, ni del padre Roberto, toda el lugar era un desorden, empezaron a gritar sus nombres pero no estaban, y solo cuando la madre vio la ventana abierta y una marcas de uñas como si alguien hubiera luchado por no ser sacado del cuarto, fue que se aterraron al pensar que tal vez eran las marcas de las uñas de su hija y no solo eso, otra horrible sospecha les invadió el cuerpo, cuando recordaron como su hija tenía miedo al hombre vestido de negro.

Un hombre como el padre Roberto, quien había llegado a la casa vestido con una sotana, una sotana totalmente de color negro.

2 Comenarios

2 Records

  1. on 1 junio, 2018 at 9:07 pm
    Tessy Sanabria Conde escribió:

    Me encantan tus historias, excelente trabajo

    Responder
    • on 4 junio, 2018 at 7:03 pm
      Enrique Ceballos escribió:

      Muchas gracias a ti por leer, te lo agradezco mucho. 🙂

      Responder

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